"El confuso estruendo de Londres era como el registro de un órgano lejano"

viernes, septiembre 16, 2011

"No more walks"

Cuando te roban una pierna, cuando no la necesitas y te la roban, la pérdida no es gran cosa. Por ello se la dio envuelta en papel rosa y con una carta de regalo. Que le arrebataran la otra ya no fue algo que se comente al tomar el té a media tarde. No estaba a gusto con esta idea pero tampoco hizo mucho por evitar el robo. No tenía tampoco muchas fuerzas y le costaba pensar.
Sólo necesitaba las dos manos: Una, para coger todas las velas posibles, y la otra, para prenderles fuego una a una, con mimo. Las repartía simétricamente en el cuarto de baño y apagaba las luces. Se veía en el espejo a duras penas y con la mano izquierda se quitaba la camisa y lo demás con la derecha.
Entonces sorteaba las velas de puntillas invisibles, y entraba en la bañera.
Sólo quería eso, nada más, quería mezclar lo tenue de su vida y de su cuarto de baño. Quería no necesitar nada más, quería oír sólo el agua y el fuego de las velas.
Quería no salir de ahí y arrugarse hasta que nadie la reconociera, quería ser otra y que la volviesen a necesitar, a ella, no sólo a sus piernas. No tenerlas más si hiciese falta, que jamás se las cosieran. ¿Quién quiere piernas si no puede caminar?