"El confuso estruendo de Londres era como el registro de un órgano lejano"

lunes, diciembre 27, 2010

"Bailando se es feliz"

Compró su sombrero azul sólo para esa ocasión. Imaginó la escena y esperó a que la lluvia fuese torrencial para quitarse la ropa. Cuando fue así, la dejó toda encima del taburete de la esquina, y salió corriendo al jardín, al de atrás, al del paraíso de los girasoles. Burló a las ortigas y a las babosas. Engañó a los pájaros con sus canciones y chapoteó por todos los charcos de barro que encontró. Una de las veces se le cayó el sombrero al suelo, pero ágilmente volvió a hacerlo dueño de su cabello y de su alegría, y bebió la lluvia que rodaba de la frente hasta su boca. Sus miedos se fueron con los rayos de sol, sus dudas se escondieron como los grillos en la tierra y su exaltación brotó como los cuernos de todos los caracoles de aquel maldito jardín. Entonces fue cuando se dejó caer, se permitió resbalar disimuladamente, y mancharse de barro, agua y hojas secas. Aquel sí que era un buen mejunje pensó, esa era toda la ropa que necesitaba y que la haría joven, joven y mágica para siempre.

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